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Voraz
Cuando arrimo el tenedor tengo clarísimo —con la certeza de los relámpagos— que ese bocado va a quemar, doler, despellejar, inflamar. Pero igual abro la boca y mastico. Dejo los labios entreabiertos para aspirar aire fzah fzah fzah con la ridícula esperanza de que enfríe, ayude, alivie. Si eso no es suficiente empino un trago de algo fresco, aunque trato de no llegar a ese extremo porque el líquido arruinaría la textura de ese pedazo de lava semisólida que se revuelve en mi b


Dios te salve
“Tranquila, tengo un angelito de la guarda”, me dice mi abuela mientras hace equilibrio en una escalera de madera que se tambalea con sus movimientos imprudentes. Su metro cincuenta arqueado en un ángulo imposible para alcanzar los racimos más rebeldes del parral. Las uvas hinchadas de sol caen a un balde a mis pies, mientras yo la miro con ojos aterrados y lo más parecido a un rezo que me sale de los labios. Mi abuela tenía un angelito de la guarda y negociaba constantemente


Estática
Te dan un regalo que viene en una caja envuelta en un plástico transparente y bien ajustado. Buscás el doblez debajo y despegás el cruce del envoltorio, que apenas se separa de la caja se vuelve muy frágil y se empieza a partir en un ángulo insólito. Cuando lográs desprender todo el nylon, la estática hace que se te pegue en la piel del dorso de tu mano, con una vibración sutil, una cosquilla eléctrica, un susurro que anticipa el descubrimiento. La felicidad es una chispa que


Corned beef
La lata es rectangular y tiene las aristas redondeadas. Es pequeña. Un adulto podría esconderla entre sus manos cerradas, pero en esta...


Exquisito
Todos los domingos tomo un café y medio. La cafetera italiana que le regalé a mi padre gallego viene a la mesa familiar con la promesa de...


La niebla
Miraba los círculos concéntricos que se formaban en la superficie y no pudo evitar sonreír. Le pareció que esas ondas pesadas, lentas,...
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