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«No es no»: el consentimiento sexual es libre y reversible


Hace unos meses, vi en YouTube un cortometraje que se llamaba Soy ordinaria, que generó cierto revuelo porque mostraba una escena de violación dentro de una pareja. Sí, aunque pueda sonarte extraño o sorprenderte, las violaciones no solo son actos delictivos donde un desconocido te fuerza sexualmente: a veces la persona con la que elegiste tener una relación sentimental puede violarte o abusar de vos si no cuenta con tu consentimiento.


Se ha hablado mucho del consentimiento, pero muchas veces se resume con la breve frase “no es no”, una frase que, aunque no debería, nos sigue pareciendo difícil de entender.


¿Qué significa “no es no”?

Cuando vos decís que no querés tener sexo o hacer alguna práctica sexual con tu pareja; cuando no te animás a decirlo con palabras, pero das a entender con tu cuerpo que no te encontrás cómoda con lo que está pasando; cuando no podés ni decir ni demostrar, porque estás bajo los efectos de alcohol o drogas, entonces no estás dando tu consentimiento y la persona con la que estás no puede continuar. La persona que sigue adelante después de alguno de estos “no”, te está agrediendo sexualmente.

No importa si al principio sí querías estar con esa persona y después cambiaste de opinión o no te gustó cómo fue dándose la situación. No importa si estabas tirándole onda o incluso si tomaste alguna iniciativa. No importa si habían hablado de que iban a tener relaciones antes. No importa si sucede en el mismísimo momento en que estás teniendo sexo: en cuanto decidís que no querés continuar con lo que está sucediendo, tenés derecho a decir no y a ser respetada en tu decisión.

Y, sobre todo, tené en cuenta algo muy importante: el consentimiento tiene que ser respetado en una relación. No tenés que hacer algo que no quieras o no te guste porque amás a la otra persona. Seguramente esto te sea muy difícil porque nos criamos con la idea de que el amor todo lo puede y todo lo debe, por eso decir que no a nuestro novio o novia nos genera culpa.

En la pareja, el consentimiento se puede trabajar no solo sabiendo decir que no cuando es no, sino también generando un vínculo sano donde esté establecido qué cosas nos gustan, qué cosas no, qué cosas generan dolor… Y, sobre todo, que siempre quede claro que una puede decir no a algo que sí le gusta en general, un día en particular, por el motivo que sea (dolor, incertidumbre, no me gusta, no estoy de humor…): ya sea una práctica sexual, un rol, que te toquen una parte del cuerpo, el “no” siempre debe ser respetado.


En pocas palabras, el consentimiento:


– Tiene que darse con libertad e información. – Tiene que expresarse sin lugar a duda: se tiene que notar el deseo de estar allí con esa persona. – Tiene que ser específico sobre cada cosa que pase con esa persona: podés querer besar, pero no ir más allá; tener sexo, pero no de determinada manera. – Tiene que ser reversible: siempre podés arrepentirte o decir que no querés seguir de esa manera o directamente parar.


Sobre lo que pasa en tu cuerpo, solamente decidís vos.


Publicado originalmente en Harta

Ilustrado por Mariana dos Santos

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